#yoviajoseguro. Viajando a contramarcha.

Hoy es el Día Europeo Sin Muertes en Carretera (ojalá se cumpliese) y para celebrarlo nos unimos a la campaña #yoviajoseguro. Si quieres ayudar comparte este artículo en tus redes sociales con la frase «Y gracias a Colorsandía yo también» y el hastag #yoviajoseguro para sensibilizar a la población de la importancia de que los niños viajen a contramarcha.

 

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Cuando yo era pequeña mis padres tenían una furgoneta Vanette con un portaobjetos bastante grande entre los asientos delanteros. Con bastante grande me refiero a tamaño culo de niña de 7 años (es posible que el mio fuera percentil 90). Ahí iba yo durante muchos trayectos la mar de contenta de ir entre mis papás sentada en un cojin y sin ningún método de retención. Por suerte, me ponían solo en trayectos cortos por carreteras secundarias y como era la zona en la que estaba el motor daba tanto calor que no aguantaba demasiado allí sentada. Si no las probabilidades se hubieran multiplicado y ahora casi seguro que no estaría escribiendo esto.
Era otra época. Aquella furgoneta ni siquiera tenía cinturones de seguridad el asiento de atrás y, aunque sentada delante no se produjo ningún frenazo recuerdo haber rodado muchas veces al suelo cuando iba tumbada y dormida atrás y haberme despertado de un buen porrazo.
Por suerte la civilización avanza y empieza a ser consciente de sus fallos y los evita. Tenemos cinturones y airbags por todas partes, espejos retrovisores a ambos lados del coche, ABS, ESP, y sillas para menores. Por desgracia, sin embargo, sigue siendo necesario poner leyes para que la gente se acostumbre a usarlas. Y si es obligatorio usar sillas infantiles en niños menores de 135 cms ¿por qué no existe aún la obligación de que esos niños viajen a contramarcha? ¿Nunca habéis sufrido un latigazo cervical por un pequeño golpe con el coche? Pues si en un adulto que tiene la musculatura del cuello totalmente desarrollada esto puede tener consecuencias en un niño de menos de cuatro años los efectos de una parada brusca pueden ser fatales.
Sin embargo aún quedan familiares que te dicen que no pasa nada por hacer un viaje corto en el coche sin silla o que te miran como si estuvieras loco cuando te niegas a llevar bultos sueltos en un coche donde viaja un recién nacido . En estos casos tiras del miedo a la multa como arma para convencer. Y es un arma potente, ya nos gustaría que hubiera una multa por poner lazos y puntillas a los bebés o por darles tetinas sintéticas antes de que la lactancia esté establecida, muchos abuelos seguirían órdenes a pies juntillas. Pero es que no estamos hablando de crear hábitos saludables sino de la vida de nuestros hijos y nietos. Sí. Su vida. No exagero, porque hay mucha gente que ha visto morir a un niño solo porque «iba aquí al lado».

No habiendo ninguna ley que obligue a los conductores a llevar a los niños a contramarcha solo la lógica y la sensibilización de los padres pueden hacer que la seguridad se convierta en la norma y que la tradición y la comodidad pasen a verse como lo que son: una falta de prudencia que se puede llevar por delante la vida de un niño antes de que tenga capacidad para saber el peligro que corre.

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