Escapada familiar a Alentejo portugués: olor a pan, cal y eucalipto

Hemos tardado bastante tiempo en escribir este post desde nuestras vacaciones, durante el puente de octubre. Estábamos cargados de trabajo y no teníamos demasiado tiempo para hablar de un sitio solo por el placer de haberlo conocido. Cerro da Fontinha es la casa rural que todos soñamos con regentar cuando nos decidamos a dejar la ciudad y huir al campo. En medio de un entramado infinito de pequeñas carreteras sin tráfico bordeadas de árboles que van a morir en playas desiertas. Con una bolsa de pan recién hecho que aparece cada mañana en tu puerta como un regalo. Con tejados abuardillados por los que se entra la luz del sol y barbacoas con olor a eucalipto.

Somos muy exigentes con las vacaciones. No nos resulta fácil coincidir unos días al año ni tampoco tenemos dinero para derrochar. Esta última razón es casi totalmente incompatible con el odio hacia los lugares turísticos masificados, los hoteles de playa, la pasión por la decoración cuidada y los sitios children friendly. Como podéis imaginaros, encontrar un sitio que podamos pagar y que realmente nos guste es todo un triunfo, aunque no es imposible. Habíamos oído hablar mucho del Algarve. Demasiado. Por eso decidimos buscar un sitio que compartiera esa situación privilegiada pero no estuviera repleto de poligoneros en bañador. El parque natural del Sudoeste Alentejano y la Costa Vicentina que se extiende hacia el norte desde el Cabo de San Vicente es bastante desconocido (afortunadamente no tenemos muchas visitas y no va a empezar a serlo ahora) y posee unos paisajes privilegiados y una naturaleza salvaje, más de acantilado y cala que de playas kilométricas.

Encontramos Cerro da Fontinha a través de Tripadvisor y, siendo sinceros, lo escogimos como segunda opción. Nos extrañaba que no tuviera ninguna opinión en la ficha, pero ahora sabemos la razón: el que va no quiere que le quiten el sitio para el año siguiente. Es una antigua edificación típica alentejana en la que se han construido varios apartamentos como de casitas de muñecas, todos diferentes, que se agrupan en torno a un pequeño bosquecillo de eucaliptos con barbacoas de uso libre. Cada uno con dos entradas contrapuestas, una a la fachada y otra a la parte de atrás donde tienen pequeños porches en los que hacer cenas familiares al aire libre o guardar las bicicletas que te prestan para uso privado desde el primer al último día de estancia. Una gran pradera con tumbonas donde tomar el sol, una pequeña charca con embarcadero para que los niños busquen ranas, la privacidad de estar «en medio de ninguna parte» en un lugar en el que todavía no da miedo estarlo…

Pero no es el lugar ni los detalles de los apartamentos (las perchas hechas con piedras de la playa incrustadas en las paredes encaladas o las encimeras de la cocina de madera de viejo olivo) lo que realmente hace sentir que tienes que agradecer que todavía haya lugares así; sino ciertos detalles: cosas como que el panadero pase cada mañana cargado de bollos recién salidos del horno (la buena fama repostera de los portugueses está totalmente justificada), que «alojamiento y desayuno» consista en dejarte un pan recién hecho cada mañana en la puerta para que te lo tomes a la hora que quieras y asegurarse de que nunca te falta leche, café, té, mantequilla y mermelada de «abóbora y laranja». Cosas como que alguien que no te conoce de nada te ofrezca una casa más grande por el mismo precio solo para que estés más cómodo… Antes cuando leíamos una opinión que parecía poco objetiva en un foro siempre pensábamos que estaba pagada o que quien la escribía era amigo del dueño. Después de estar en Cerro da Fontinha podemos probar que hay sitios en los que te respetan y aprecian sin conocerte y sin pedir que publiques una buena opinión a cambio y esos son los que realmente se la merecen. Una recomendación: bajad en bici a la playa (está a unos 15 minutos) si vais entre semana sentiréis que es privada y si lleváis niños entre bajar y subir la cuesta gastarán energía y dormirán como angelitos.
Hemos aprovechado otro puente para montar un pequeño vídeo con las imágenes que grabamos con la Zx1 durante esos días. No son un paradigma del buen pulso, pero como hemos dicho, estábamos de vacaciones…

Síguenos para acceder a contenido exclusivo

También te podría gustar...

4 Respuestas

  1. conchiLL dice:

    MARAVILLOSOoooooo….

  2. Cristina dice:

    Hola colorsandía, quería haceros una pregunta. ¿Se puede uno bañar en el lago? Gracias.

    • Sand dice:

      Hola,
      Hasta donde nosotros sabemos sí. Pero tiene bastante maleza y no es suficientemente grande como para darse unos largos. No tenemos ninguna constancia de que no dejen hacerlo pero puedes preguntarlo a los propietarios. No obstante, la playa es una cala preciosa y está a un par de kilómetros (te dejan una bici para que llegues más rápido)
      🙂

  1. 9 abril, 2017

    […] y toca cargar con la silla de paseo de tu hijo. ¿Te has planteado llevarla de viaje? ¿Quieres meterla en el avión como equipaje de mano?¿Vives como nosotros en un quinto sin ascensor? Yo siempre me he planteado […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Alejandra López Gómez.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a 1and1 que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.