Asia a la vuelta de la esquina II: el Chinatown madrileño
Esta segunda entrega de Asia a la vuelta de la esquina llevaba mucho tiempo en nuestra trastienda. Pero la última semana no está siendo la más esperanzadora para los vecinos japoneses y se nos hacía un tanto cuesta arriba tratar un tema tan trivial como la comida en estos momentos.
Es cierto que son los chinos, no los japoneses, los que más preponderancia tienen en nuestro país a la hora de poner negocios de venta al público, incluidas las tiendas de comida. Hasta tal punto, que ya llamamos «chinos» a lo que nuestros abuelos conocían como «ultramarinos». Pero los «chinos» más habituales tienen poco de «ultramarinos», puesto que los productos de sus estanterías se pueden encontrar igual en cualquier supermercado español aunque en un horario más limitado.
Sin embargo, sí hay tiendas chinas con comida asiática de verdad, que dan a la palabra «ultramarinos» un significado tan literal que nunca hubiera podido imaginárselo nuestros abuelos.
Aceitunas dulces envueltas como caramelos, pastelitos de frutas con textura de ganchitos de queso, medusas envasadas en cubos de plástico, tubérculos de malanga… y por supuesto noodles… fideos de todas clases, colores, texturas e ingredientes.
Estos, entre otros cientos de alimentos que no sabemos ni lo que son, podemos encontrar en las, no muy abundantes, tiendas de alimentación asiática que existen en nuestro país y especialmente en la calle General Margallo, quizá la que más tiendas de productos asiáticos tenga en Madrid.
Al principio eran más bien tiendas de menaje que surtían a los restaurantes de la capital, luego empezaron a introducir hortalizas chinas que empezaban a cultivarse en España (col china, tirabeques…) después empezaron a importar, y hoy, venden casi de todo. La razón del crecimiento de la oferta en General Margallo es la empresa Iberochina , una de las mayores importadoras de España que se asienta en esta calle de Madrid así cómo en la calle Sicilia en Barcelona. Y que ya nos permite incluso comprar on line.
Entrar a una tienda de General Margallo (la Chinatown de Madrid) es como teletransportarse a otro país. El olor a especias desconocidas, el packaging de los productos siempre con extrañas y pizpiretas mascotas, los tuppers de comidas preparadas con etiquetas tan extrañas como «estómago de cerdo», todo llama la atención y disuade a la vez.
Afortunadamente, con el tiempo, los dependientes hablan cada vez más español y cada vez te encuentras con más clientes no asiáticos de puertas para adentro. Y digo «no asiáticos» en vez de españoles, porque Tetuán es un barrio multicultural por excelencia y si resulta un precioso ejemplo de la aldea global el ver a un español comprando pescado seco en una tienda china, mucho más ver a un latinoamericano o un árabe preguntándose para qué sirven esos extraños ingredientes igual que lo hacemos nosotros.
Ahora sabemos dónde recurrir cuando nos regalan un libro de cocina asiática y no sabemos donde encontrar los ingredientes para hacer un sushi decente. Pero es mucho más divertido entrar sin pretensiones, con respeto y curiosidad y atreverse a rebuscar y probar lo que más nos llame la atención.
Probablemente lo primero que encontremos no nos guste demasiado hasta que sepamos cómo se come o cómo se cocina pero, como todo en esta vida, lo desconocido resulta mucho más amigable cuando sabemos tratarlo como se merece.
c/ General Margallo, Madrid (El Chinatown Madrileño)
Metro: Tetuán
4 Respuestas
[…] El Chinatown madrileño colorsandia.es/2011/03/asia-a-la-vuelta-de-la-esquina-ii-… por melkavesh hace 2 segundos […]
[…] que habíamos recibido en ¡Ke wok! y se nos antojó ir a cenar allí. No sin antes pasar por la tienda asiática de Príncipe Pío y comprar una medusa (atentos al blog si queréis saber sus próximas -y […]
[…] chino es cada vez más una fiesta abierta a todas las culturas y nacionalidades. En Madrid tenemos una de las más grandes comunidades chinas de España abierta y colaborativa que nos abre las puertas de su fiesta y nos invita a conocerla […]
[…] entrar al Royal Cantonés era imposible. Nos acercamos porque según Google había un restaurante “chino chino” bastante viejo pero con buenas opiniones (Jardín Real) y cuando llegamos pensamos que lo habían […]