Nuestra segunda edición de Galería de arte urbano vuelve a tener a las plantillas como protagonistas. Sin duda, pueden ser un elemento de lo más conmovedor o un auténtico atentado cívico. Y es que hay que tener cuidado con las plantillas porque las carga el diablo, amiguitos. No es este el caso del banco de Ríos Rosas que nos observa mudo varias veces a la semana.
Y es que, como decía Miguelhace unos meses, a veces tenemos verdaderas obras de arte en la puerta de casa pero son tan habituales para nosotros que es raro el día que pasamo junto a ellas, cámara en mano, para poder inmortalizarlas. Por eso hoy os traemos el banco de la nostalgia. Por un lado un niño semiagachado como en postura de recolección de arroz, que se me antoja realmente triste (quizá porque le han pintado justo en el asiento del banco) y que abraza algo que podría ser otro niño más pequeño (se admiten opiniones). Por otro, una imagen horizontal, en todos los sentidos, de la llanura africana, que lucha contra su ubicación en medio del tráfico infernal y el humo asfixiante de Madrid, evocándonos la libertad de la que nos coarta esta urbe de cemento a la que estamos esposados.
