Niñas con pendientes ¿tradición o imposición?
El tema de poner pendientes a las niñas es un tema que ha generado debate durante años en diferentes sociedades. Mientras que algunas culturas consideran que los pendientes son un accesorio esencial para las niñas, otras ven esto como una práctica innecesaria y, en algunos casos, incluso dañina. En este artículo, exploraremos ambas posturas para entender los argumentos que se utilizan a favor y en contra de la práctica de poner pendientes a las niñas.
Hay quienes argumentan que poner pendientes a las niñas es una práctica cultural común en muchos lugares y que, por lo tanto, debería seguir siendo una práctica aceptada. En muchas culturas el agujerear el cuerpo o modificarlo para adornarlo con joyería es un valor cultural y perder estas tradiciones puede poner en peligro la pervivencia de muchos rasgos culturales. Sin embargo la de poner pendientes a las mujeres es quizá la práctica cultural más extendida en prácticamente todas las culturas, especialmente las culturas latinas.
Poner pendientes a las niñas es una tradición que se remonta a varias generaciones en nuestra sociedad. Se cree que los pendientes realzan la belleza de las niñas y las hacen lucir más femeninas. Respecto a esta supuesta «femineidad» marcada por los pendientes pendientes, nos podemos llegar a plantear cómo el identificar a una niña con un rasgo cultural definitorio de su género biológico puede resultar un recuerdo a esa niña de que ha nacido mujer y de que la sociedad espera de ella que actúe respecto a su rol. Esto puede llevar a que las niñas se sientan presionadas para conformarse a ciertas expectativas de género en lugar de ser libres de explorar y expresar su identidad de la manera que les parezca más adecuada.
Otro tema de controversia es el de si la colocación de los pendientes causa dolor a los bebés. Algunos defensores de los pendientes argumentan que el hecho de ponerlos en una edad temprana es beneficioso para las niñas y que cuando son bebés no les duele la maniobra. Sin embargo desde hace ya varios años las investigaciones sobre psicología perinatal, han desarrollado estudios que demuestran que, si bien los bebés no tienen capacidad de expresar el dolor de la misma manera que los adultos, este no solo se produce sino que, puede causar graves traumas ya que un ser humano a tan temprana edad no tiene capacidad para saber de dónde vienen las amenazas y puede vivir estos momentos como un grave estado de peligro.
Además, también hay preocupaciones en torno a la seguridad y la higiene de la práctica de poner pendientes en las niñas. En particular, sobre el uso de pendientes que no están hechos de materiales hipoalergénicos, con materiales de calidad como el oro de 18 kilates. Los pendientes hechos de materiales no adecuados, pueden causar irritaciones, infecciones y otras complicaciones médicas. En países en los que la incisión de los bebés para poner los pendientes no está regulada y sanitariamente controlada o no se usan pendientes de calidad y áreas libres de gérmenes para hacerlo, las infecciones pueden llegar a tener graves consecuencias para las bebés.
Quizá por eso, en algunos países, como Alemania, la implantación de los pendientes en las niñas se ha retrasado a los primeros años de la educación primaria, y está controlada por el médico de familia que receta cremas anestésicas a las niñas antes de que los padre lleven a cabo la operación. De esta forma, además, las niñas tienen una edad suficiente como para ser conscientes de lo que están haciendo, no vivirlo como un trauma y poder decidir al respecto. De hecho, en los países en los que la edad de colocación de pendientes se retrasa, muchas veces, las niñas viven como una fiesta el momento de ponerse los pendientes. Una alegría por la que nunca hubiera podido pasar de bebés.
Sin duda la decisión de poner o no pendientes a las niñas es una decisión personal que cada familia debe tomar por sí misma. Es importante tener en cuenta los argumentos de ambas partes y sopesar los pros y los contras antes de tomar una decisión, sin dejarse llevar por la inercia de lo que se cree que es más habitual. Si decides poner pendientes a tu hija, es importante hacerlo buscando unos pendientes de calidad y tomar medidas para garantizar la seguridad y la higiene en todo momento. Si decides no hacerlo, también es importante asegurarte de que su hija se sienta segura y aceptada sin ellos, ya que aún hay culturas en las que una niña sin pendientes puede llegar a tratarse como un bicho raro. En última instancia, lo más importante es que las niñas se sientan seguras, felices y empoderadas en su propia piel, independientemente de si usan o no pendientes.
Síguenos para acceder a contenido exclusivo