Esta temporada se estrenan tres musicales familiares basados en películas infantiles (adaptaciones de grandes novelas) que nos gustan especialmente. Son obras cuya calidad es incomparable con otros musicales infantiles y que ayudan a reflexionar sobre la sociedad desde la fantasía.
Una de las dos novelas de Roald Dahl que se estrenan en forma de musical es Charlie y la Fábrica de Chocolate. Uno de los libros más populares del autor infantil. Se trata de una historia inventada por el joven Dahl cuando pasaba sus años de estudiante en un colegio privado cerca de la fábrica de chocolate Cadbury y que ha encandilado a niños y adultos desde los años 60. Su fama es tal que las diferentes ediciones que se han publicado del libro han tenido que ir cambiando algunas cosas para que pudiera seguir vendiéndose sin pasar de moda. Por ejemplo, los Oompa Loompas (ayudantes de Willy Wonka) eran pigmeos esclavizados en la primera versión del libro. Para evitar el tono racista, fueron cambiando de aspecto hasta convertirse en personajes fantásticos más bien caucásicos.
La Fábrica de Chocolate es la obra de Roald Dahl que más veces se ha llevado al cine. La primera versión (de 1971 solo unos años después de la publicación de la novela) tenía guión del propio autor y al genial Gene Wilder (El jovencito Frankenstein) en el papel del excéntrico Willy Wonka. No podía quedarse atrás otro gran actor reconocido por dar vida a los personajes más excéntricos del cine. Johnny Depp hizo lo propio en 2005 a las órdenes de Tim Burton, que ya estaba más que acostumbrado a las películas infantiles con personajes raros y que ya había adaptado otra obra de Dahl (James y el melocotón gigante) al cine de animación años atrás. Pero añadió un personaje (el padre de Wonka) que daba coherencia a la novela y al propio personaje de Wonka, que durante décadas había quedado en un simple maniático algo siniestro. Este personaje humaniza a Wonka y hace la película mucho más redonda que la versión original. Gracias a esta aportación de Burton, en 2023 está previsto el estreno de una precuela sobre los primeros pasos de de Willy Wonka tras abandonar a su familia, protagonizada por el joven Timothée Chalamet.
La versión musical que se nos ofrece en el Espacio Ibercaja Delicias se ciñe a la adaptación de Tim Burton. Aunque se asemeja más a la primera adaptación cinematográfica en cuanto al tipo de números musicales. No olvidemos que, en la película de Burton, estos eran interpretados siempre por los Oompa Loompas, sin que los personajes principales pasaran de meros espectadores. En el caso de la versión musical, todos los personajes cantan y bailan, como en un musical al uso. Incluido el propio Willy Wonka, interpretado por el actor Edu Soto que parece que se estaba preparando para el género musical cuando pasó por el programa Tu Cara me Suena. Podéis conseguir vuestras entradas para el Charlie y La Fábrica de Chocolate aquí.
Matilda es otro de los personajes inmortales de Roald Dahl. Una niña con poderes psíquicos y altas capacidades, encerrada en un mundo superficial en el que nadie es consciente de sus posibilidades. El libro, aunque de los más tardíos de Dahl (1988), es uno de los más populares para los que nacimos en los 80. Y ha dejado huella en grandes personajes posteriores como el mismísimo Harry Potter, cuya situación inicial es tremendamente similar a la de Matilda pero que ha tenido una proyección infinitamente mayor no solo en libros sino en películas infantiles.
Al contrario de lo que ocurre con Charlie y la Fábrica de Chocolate, en el caso de Matilda la versión original en papel fue mucho más famosa que su adaptación cinematográfica (de 1996) que fue un auténtico fracaso en taquilla. La producción fue un proyecto personal de Danny de Vitto quien también dirigió la película, aunque con mucho menos éxito que algunas de sus películas anteriores como La Guerra de los Rose. Aunque, posteriormente, ha recuperado popularidad como una de las películas infantiles más recordadas de los 90.
Si bien nunca fue concebida como un musical en el cine, Matilda, es una narración que encaja a la perfección con este género. Los poderes telequinéticos de la niña prometen una puesta en escena espectacular y los diferentes episodios de las «trastadas» de Matilda dan pie a los números musicales. Por eso, desde 2010, en que se hizo su primera adaptación al teatro musical, Matilda no se baja de los escenarios. Y este año promete mostrar sus poderes en el Nuevo Teatro Alcalá. Una obra perfecta para la vuelta al cole, que trata temas tan importantes como la autoestima, el apoyo educativo o el bullying. Podéis comprar vuestras entradas aquí.
Una novela mucho más difícil de adaptar al teatro musical es La Historia Interminable de Michael Ende. Concebida como una crítica y una narración para fomentar el autoconocimiento, se divide en dos partes diferenciadas: La que sucede en el mundo real y la que sucede en el mundo mágico de Fantasía.
El hecho de que su adaptación cinematog´ráfica no se hiciera esperar (la novela es de 1979 y la película de 1986) reforzó el conocimiento de la película, especialmente por los niños que aún no sabíamos leer en el momento del estreno, sobre la fama de la novela. Esto la convirtió en una de las películas infantiles más míticas de todos los tiempos, algo que no hubiera sido lo más habitual en una coproducción alemano-estadounidense como es. Sin embargo, La Historia Interminable es una narración que genera tanta magia como encierra. Atrapa al espectador igual que el libro del que habla atrapa al protagonista en su historia. Incluso, durante su creación, el libro ya atrapó a Michael Ende, que pasó años sumido en lo que en principio iba a ser un proyecto sencillo, sin poder ni querer dar fin a las aventuras de Bastian en Fantasía.
Los diferentes tipos de seres que habitan en ella, la amenaza de un mundo anodino (temática que ya había desarrollado Ende en la fantástica Momo) y las diferentes historias de superación de cada uno de sus personajes, convierten La Historia Interminable en un universo aparte casi a la altura del de El Señor de los Anillos, que muchos lamentamos que no se haya desarrollado más allá, y que necesitó dos películas para completarse. Por desgracia, la segunda nunca estuvo a la altura del libro ni de la primera parte.
Quizá sea su versión musical una forma de recuperar ese universo perdido de Fantasía. No podemos esperar para ver cómo se las han arreglado para meter en el Teatro Calderón a Fújur (como se llamó al dragón Falcor en la versión española) y al Comepiedras. Lo que sí sabemos es que en esta adaptación no ha faltado la piedra angular de su banda sonora, la canción Never Ending Story. Si queréis descubrirlo podéis comprar vuestras entradas desde aquí.
