Porqué los hombres no cambian pañales. #papásdodot
Nos guste o no todos los padres tenemos un máster en pañales. Un máster que tienes que repetir un par de veces porque el cuerpo del bebé cambia y lo que le ajustaba bien ya no lo hace. Ahora Dodot y Madresfera nos eligen para probar los nuevos pañales con estructura de tubos, los pañales de los #papásdodot, y contar nuestra experiencia. Y la verdad es que es bastante buena. Pis que se va repartiendo por todo el pañal uniformemente en vez de hacer un depósito en una sola zona, culo del bebé que parece una colchoneta de playa cuando está el pañal lleno, por la forma de los tubos, bebé que se queda seco al no tener húmeda la zona donde otros pañales suelen acumular, blablablá…
Sin embargo, lo que realmente me gustaría destacar de estos pañales es que se estén promocionando como los pañales de los #papasdodot. La marca ha decidido y (por fin) que sean los hombres los destinatarios directos de su publicidad, cuando los productos de puericultura suelen anunciarse pensando solo en las madres o si lo hacen mencionan al otro progenitor es de forma muy puntual y discreta como en el anuncio, genial por otro lado, de Sanytol.
La idea es no solo llegar a ese público masculino que se siente dado de lado por la sociedad sino concienciar de que los bebés no son responsabilidad exclusiva de sus madres, que hay que repartir tareas para que la tan traída y llevada conciliación sea viable.
Y yo me pregunto, ¿por qué seguimos aún en este paso? Los padres que se involucran en la crianza, quiero pensar que casi todos, se encuentran a diario con comentarios ofensivos. «¿Te han dejado de niñero?», «no vas a aguantar cuidar al bebé tú solo mientras su madre trabaja» o «¿pero has cambiado ya algún pañal?».
En qué cabeza cabe que los padres no cambien pañales? Tras un parto vaginal normal lo más lógico es que sea el padre quien se encargue de los pañales del bebé, como mínimos, los primeros días en el hospital, que la madre bastante tiene con andar cambiándose los suyos. Más aún si hablamos de partos instrumentales, cesáreas, etc… que hayan dejado a la madre hecha polvo.
El #papádodot ¿nace o se hace?
En esta sociedad con ausencia de tribus de apoyo y en la que la pareja no solo forma núcleo familiar sino que es la que configura la familia por completo a la llegada del primer hijo, no queda otra. De hecho, ¿para que nos sirve esa modernísima baja de paternidad de un mes sino para que el padre de la criatura pueda encargarse por completo de la logística y limpieza?
Todos hemos vivido esa época en la que la madre está aún de puerperio y ocupada exclusivamente en atender las necesidades nutricionales de un pequeño tragoncete que necesita seguir pegado a la teta como antes lo estaba al cordón umbilical ¿Cuándo aprovecha mamá para ir al baño si no es mientras papá cambia los pañales? ¿Acaso a partir de la reincorporación laboral se le olvidan al padre sus depuradas técnicas pañaliles? ¡Pues vaya desperdicio!
No. De verdad que no me lo creo. No creo que sean tan pocos los padres que cambian pañales. Lo que creo es que la sociedad no se fija en ellos. Que se considera que la reivindicación del reparto igualitario de las labores de crianza es algo femenino por defecto. Aunque los hombres sufren igual por esta discriminación y, por tanto, deberían reivindicarla de la misma manera. No solo por el bien de las mujeres y por tener la oportunidad de criar a sus hijos en igualdad; sino por echar una mano a los que ya lo hacen y tienen que nadar a diario a contracorriente de una sociedad que les ningunea.
¿Dónde se meten los #papásdodot?
Y para muestra un botón: hace unos días se viralizaba este vídeo en denuncia de los micromachismos que se queda muy corto, si no en defensa de las madres, sí en la de los padres. Porque cuando el padre (nada de padrazo) que quiere cambiar el pañal a su bebé se encuentra con que solo hay cambiador en el baño de mujeres se lo da a la madre y santas pascuas. Se acabó el problema.
Pero el problema real de un padre que que se hace cargo de sus hijos es que a diario se encontrará solo y si no tiene cambiador se las tendrá que apañar. Tendrá que cambiarle el pañal fuera del baño con riesgo a que le llamen la atención y le echen del local. Tendrá que colarse en el de mujeres y someterse a miradas de reprobatorias. Tendrá que cambiar al bebé en un banco en la calle arriesgándose a que esta sociedad, que no sabe ponerse en el lugar de los demás, justifique su machismo usándolo de ejemplo de cómo esas tareas son de mujeres y los hombres no tienen capacidad para llevarlas a cabo. O, en el peor de los casos, tendrá que volver corriendo a la intimidad de su casa para cambiar allí el pañal arriesgándose a la dermatitis y a que pensemos que los hombres no cambian pañales simplemente porque no les vemos hacerlo.
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